martes, 4 de diciembre de 2007

Las ciruelas antiestéticas



En un ratito me voy a ensayo , y pasándolo super relajado en la dimensión del ocio, mientras muchas muuucha gente está decantando su estress tras un ajetreado año que terminacon esa maldita prueba.


Me acorde de ayer, un día que podriamos denominar: perdido, sino fuese porque yo creoque el "hacer nada", también es hacer algo.


Entre tareas del humanista y motivos varios, terminé acompañando a un estimado compañero deteatro: Rodrigo Peña a dentista.


Después de los helados-lamidos, que ya son un suceso folclorico y en la idiosincracia de la ciudad y en una oda a Lucho Salas, diré que son floclóricos,porque que cumplen con los siguientes parámetros:




  1. representativo: típico helado del dimarco y si hay menos plata helado de al lado del Bule.


  2. funcional: se te quita la calorch


  3. aglutinante:¿Quién no lo ha hecho?


Súmenle a esto que fueron degustados en plena plaza de la independencia, no puede haber algo más penquista.



Mientras esperábamos por su colectivo,yo comía ciruelas verdes que por lo demás estaba bien ácidas.



Hablo de esto que al parecer no tiene importancia, pero para mi es más queuna superficialidad anecdotaria; se trata de todo un dilema o una reflexión ta vez , no tan profunda.



¿Pór qué la gente se arruga, cuando come algo muy ácido?, la razón biológica no me interesa en demasía, pero creo en algún sentido que sería conveniente averiguarlo.



El estómago es gemelo idéntico del rostro de esos que hasta opinan lo mismo, y como él es ácido que una ciruela piñufla siente que perderá protagonismo con un emigrante transitoro merodeando por los recovecos del aparato digestivo, indicando con un gesto repulsivo que el resto de la gens debe evitar que el individuo consuma otra ciruela.



Un gesto que me divierte.